Ramsés Mercado: imagen. Redacción VcV
Chalco, México; 17 de enero de 2023
Se metió a mercados y colonias populares. Ahí le dio la mano a todos, hasta a los que no querían saludarla y trató de conversar con locatarios y clientes que le hicieron todas clase de peticiones, de observaciones, de puntualizaciones que Delfina Gómez por lo menos escuchó mientras su equipo tomaba apuntes. También aprovechó para seguir con un discurso parecido al de un apocalipsis, que parece aludir a la tenebrosa Tierra de Mordor, una ubicación ficticia que se menciona en las novelas de El Señor de los Anillos. En eso, la precandidata de Morena a la gubernatura del Edoméx tiene razón. La región mexiquense es peor que cualquier ficción literaria y la prueba es la narcofosa hallada este fin de semana en Tenango del Valle, en donde podría haber hasta 100 cuerpos, de acuerdo con la Fiscalía.
Y sí, Delfina Gómez recorre el Edoméx pero el suelo que pisa no es el de las zonas difíciles y su entorno se encuentra controlado. Así que no hay nada que temer para ella, más allá de algún desaire in situ que no haya sido contemplado. Los recorridos por mercados y colonias seguirán y servirán para lo que tengan que servir en un estado en el que apenas vota el 40 por ciento del padrón electoral, unos 4 millones de los 10 que lo forman. Son esos seis millones que no sufragan, dicen los estrategas electorales, los que definen las elecciones.
Es el tiempo de los recorridos de la buena onda, de las orejas atentas, las sonrisas oportunas, las fotos y las promesas, de las frases que aluden a Mordor, como aquella que Delfina dijo en Toluca, el 14 de enero, y que de plano sumió a la entidad en una negra noche de 100 largos años. Transformada en la luz que disipa, aseguró que ya falta poco, muy poco para que las densas tinieblas regresen al abismo del que salieron.
Delfina Gómez va contra Alejandra del Moral, quien al final confirmó su cantadísima candidatura por el PRI y su anormal alianza con el PRD y con el PAN. Anormal porque algunos todavía creen encontrar una filosofía, una postura social, un punto de vista en los partidos políticos cuando todos ellos están diseñados solamente para dos cosas: para la obtención del poder y para el cobro de financiamiento público, que servirá además para pagar a sus dirigencias.
Y mientras Delfina decía en Chalco esta mañana que el PRI y Del Moral “tienen un colmillo largo”, su contendiente estaba en Toluca, rodeada por todos los suyos, oficializando cómodamente su inscripción como precandidata al poder Ejecutivo.
Por eso, dice la publicidad de la priista, significa que se es valiente, que se tienen convicciones… ¡ah!, y que todo eso le alanza para defender a nuestras familias.
“Vamos muy bien, estamos bien, pero no nos podemos confiar, ellos tienen un largo colmillo para hacer cosas deshonestas; eso provocó que hace seis años nos robaran lo que en derecho nos correspondía”, decía Delfina en el mercado municipal de Chalco, y de paso aprovechaba para darse cuenta del precio de los alimentos. De eso no dijo nada y mejor prefirió asegurar que va a trabajar duro, muy duro, muy duro, aunque la mayoría no comprenda la poderosa abstracción que esa frase simple, llana y desprovista de forma y fondo quiere decir en realidad.
En eso de las abstracciones Del Moral no puede quedarse atrás y en Toluca, con el papel que la identifica como precandidata, decía que estaba ahí porque ése era el primer paso de lo que sería la victoria de las familias mexiquenses. Nunca dijo cuáles, pero esas familias no son las que tendrán un familiar en la imposible narcofosa de Tenango, o las que tienen un integrante desaparecido, asesinado, levantado o un proceso de feminicidio.
En esa firma apoteósica la acompañaron sus padres y su esposo, Mariano González, que la miraban en el inicio de un proceso electoral que de acuerdo con las encuestas, terminaría por enterrar al PRI en el país porque la desventaja de 20 puntos que Del Moral lleva -18, de acuerdo con José Couttolenc, el joven dirigente del minúsculo Verde Ecologista mexiquense- no podría ser superada. Lo malo, el detalle, el punto es que aquí el PRI tiene un voto duro tan grande que Morena no lo ha podido calcular, sumado al financiamiento externo y tramposo que habrá desde las dependencias y municipios afines. Que Morena haga lo mismo no quiere decir que pueda conservar esa amplísima ventaja.
De acuerdo con Del Moral, ella representa una nueva generación de políticos priistas. Son jóvenes, son frescos y animosos. Tiene razón, se trata de una generación que enarbolan las mismas frases, los mismos ademanes, las promesas repetidas, el uso faccioso de la población y el dinero público para conseguir objetivos personales. No en balde Del Moral ha dicho que “hoy quiero convocarlos de nuevo, cerremos filas una vez más, defendamos los 125 municipios como ya lo hemos hecho, somos todo-terreno, nada nos espanta, no somos nuevos y no somos novatos, estamos listos para enfrentar a los de enfrente y estamos listos para ganar todo lo que viene en el 2023”.
Delfina saludaba en Chalco al Güero, un perrito callejero que se acercó a curiosear, comía tacos y tostadas, y las repartía a algunos de sus acompañantes como Horacio Duarte, que se aventaba un taco placero con todo y chicharrón; abrazaba a ancianos, a las vendedoras de pan, hacía amistad con los más pobres, que le deseaban que Dios le llene de sabiduría. Su equipo se autodenomina como «delfiniano», un concepto que compite por ejemplo con el lavolpismo o lo maradoniano que resultan algunas cosas en el futbol.
Con cuatro días a cuestas, Delfina y Alejandra -Ale, como le dicen en e PRI- ya corroboraron que la ciudadanía no está interesada en ellas ni en su palabrería, y que el 60 por ciento que no vota en el Estado de México está más ocupada en sobrevivir que en poner atención a las oscuras noches de Mordor o a las heroínas que han decidido proteger a las familias mexiquenses.