7 diciembre, 2024

Un bebé en el penal de Santiaguito

Un bebé en el penal de Santiaguito

Redacción VcV. Fotos: Especial

Almoloya de Juárez; 30 de abril de 2022

El Día del Niño no es igual para todos. Para empezar, la entidad ocupa el primer lugar nacional en infantes y adolescentes desaparecidos, con un total de 3 mil 740 casos. También es una de las entidades con mayores contrastes sociales y las diferencias entre las clases sociales se abisman cada vez más. También hay niños en los distintos penales mexiquenses, que nacen ahí o que son llevados con sus madres cuando la necesitan por estar muy pequeños. Antes, podían permanecer en esos lugares hasta cinco años, pero esa regla ha cambiado.

Está en la cárcel de Santiaguito, uno de los 22 penales estatales del Edoméx, por secuestro. Le dieron 33 años y 9 meses de prisión, un castigo que después de apelaciones quedó en 22 años y seis meses, por lo que lleva ya 12 años.

Se llama Berenice Villavicencio, tiene 36 años y es originaria de la Ciudad de México. Quiere decir que cuando obtenga su libertad el mundo, por lo menos éste que nos toca en lo inmediato, habrá cambiado quién sabe si para bien. Pero ella lo sabe mejor que nadie y abraza a su niño, un bebé al que hoy ha vestido de verde, un mameluco que le cubre todo el cuerpo. Lo carga y lo oprime contra sí mientras cuenta una parte de su historia y externa la mayor esperanza que tiene respecto de su bebé: irse con él.

El niño se llama Joshua.

Está en la cárcel de Santiaguito desde diciembre de 2009 y lleva 13 años ahí. Saldrá pronto, o relativamente pronto.


-Que Joshua llegara a mi vida fue una bendición porque me habían dicho que yo no podría tener hijos. Entonces mi esposo y yo nos pusimos a orar mucho, estuvimos muchos años intentando hasta que se dio la oportunidad.

Ella se embarazó en prisión y refiere que fue una etapa muy tranquila porque estuvo bien atendida. Recibió atención médica puntualmente y señala que ser madre en prisión no es como lo cuentan, por lo menos en su caso, quien pasó un embarazo muy tranquilo.

-Aquí no hay cuestiones que abundan en otros penales. Nosotros que tenemos a los bebés aquí recibimos más atenciones por ellos. Por ejemplo, él se despierta bien temprano y nos ponemos a hacer diversas actividades. Aquí hay escuela por videoconferencias, podemos ver películas, en las tardes nos salimos a ver los partidos. Al bebé le gusta mucho que le estén hablando y ahora que fue el festival del Día del Niño me di cuenta de que le gustan mucho los bailables y esas cosas- dice la madre.

Ya lo dijo Berenice. En algunos casos, tener un bebé en la cárcel es una oportunidad de sr mejor tratada porque se necesita que las madres estén con los niños todo el tiempo. Berenice sabe que si estuviera afuera no podría darle todo ese tiempo. También está consciente de que el niño tendrá que irse en cuanto cumpla tres años.

-Yo espero irme con él, primeramente Dios, pero si no sucede eso, entonces va a estar con su papá- dice ella, quien acepta que su vida cambió por entero ante la llegada del bebé, el cual se convirtió en su aliciente y esperanza porque, dice, las sentencias largas le quitan a uno las ganas de seguir viviendo.

Los planes de Berenice, cuando salga del penal, giran en torno al niño y espera poder pasear con él, ayudarlo en las labores de la escuela, hacer natación. Ella estudió hasta la preparatoria y antes de ingresar a la cárcel era comerciante, trabajaba con su padre, que se dedicaba a la fabricación y venta de cinturones y artículos de piel.

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