Miguel Alvarado: texto. Karen Colín: diseño. Ramsés Mercado: imagen e información.
Toluca, México; 5 de octubre de 2022
Sinhué Carbajal es transexual. Vive como mujer desde que cumplió 19 años. Es activista social y estudiante de derecho y ahora trabaja como estilista. Y está consciente de que pertenece a uno de lo sectores sociales más vulnerables porque se les niega el trabajo, la libre expresión en instituciones como la universidad, pero es optimista y piensa que esto va a ir cambiando en la medida en que las leyes también se modifiquen. Sin embargo, la vida es un reto.
-Con la nueva ley de cupo laboral trans yo creo que nos va a favorecer a todas nosotras. Tengo varias amistades que son profesionistas, y por ser trans, por asumir su identidad, a veces no nos dan el trabajo- recuerda Carbajal, quien refiere que la equidad de género no existe, pues hay que sensibilizar a los patrones en ese sentido.
Hay un promedio de 2 crímenes de odio al mes, la mayoría en contra de la comunidad trans y Carbajal expresa que no se siente protegida por las leyes en México.
-Pues que no alcanzan a respaldar toda nuestra diversidad. No toda la gente toma bien nuestras expresiones y afectos, y eso influye en los discursos de odio, nos daña nuestra identidad y nos afecta a la hora de querer formar una familia señala, mientras dice que iniciará los cambios administrativos para modificar su acta de nacimiento, un proceso que se aprobó el año pasado, aunque falta mucho más para sentirse realmente incluidas.
Carbajal se asumió como mujer trans muy joven. A los 12 años había ya tomado esa decisión pero le faltó una guía durante los procesos, pues en ese tiempo todavía era muy difícil, sino imposible, integrarse de manera adecuada a la sociedad y a sus dinámicas sociales. Fue hasta los 18 años que pudo expresar su sexualidad. Un año después, ya era trans y había iniciado algunos procesos estéticos quirúrgicos.
«Hace diez años todavía éramos sinónimo de tabú, discriminación y existía el cliché entre nosotras. Yo vivía en San Francisco Tlalcilalcalpan, en Zinacantepec, donde los hombres son machistas. Imagínate cuándo un hombre se iba a sentir mujer. ¡Nunca! Ahora me siento plena, contenta y feliz por todos los logros de la comunidad y las puertas que se abren», señala mirando su salón de belleza en donde le da trabajo a personas de la comunidad. Educar y respetar para no discriminar, dice, es la base de todo.
La familia de Carbajal la respeta y ahora la ven con admiración por los logros que ha conseguido. Ella recuerda que abandonó la escuela no fue porque quisiera hacerlo, sino porque le cerraron todas las puertas.
– A los 19 años, cuando entré a la Facultad de Derecho, me dijeron: ‘aquí hay dos sexos, hombre y mujer. Lo que tú quieres ser, aquí no puede ser. Entonces me tuve que dar de baja y hasta ahora que puede entrar a una escuela particular pude seguir. Me falta un año ya para terminar. Yo quiero hacer un cambio que implique los social, que nos incluya. Por eso estudio leyes. Por supuesto que me han discriminado e insultado. Por eso hay que estudiar más, pues la gente no sabe lo que significa ser trans. La discriminación está penada, es un delito.
Este año va 58 casos que implican lesiones y agresiones contra la comunidad LGBT.
-Cuando tú eres trans y lo expresas abiertamente, y si tu familia no está sensibilizada, pues uno se enfrenta a la violencia. Varios fuimos corridos de nuestras casas. Es bastante difícil- dice, recordando algunos episodios. Próximo a cumplir 28 años, refiere que durante la pandemia debió cerrar su negocio y enfrentar además multas del ayuntamiento, lo cual le implicó superar un panorama muy difícil. Después se fue a San Mateo Atenco, donde encontró un ambiente más relajado entre la comunidad y cesaron las discriminaciones.
Amarse entre iguales no es diferente.