María Eugenia Sevilla/ Gaceta UNAM. Brenda Cano: diseño. UNAM: foto.
Ciudad de México; 19 de junio de 2022
La historia del diseño se ha formado a partir de un modelo occidental, y son los hombres –así, en masculino– quienes aparecen, la mayoría, en los libros sobre este tema. ¿Por qué no nos permitimos contar historias distintas?, reflexiona la investigadora Ana Elena Mallet, frente a las 630 piezas de mobiliario, textiles, joyería y objetos varios que integran la primera exposición de este tipo que despliega el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC): Una modernidad hecha a mano. Diseño artesanal en México, 1952-2022.
“En México y en Latinoamérica nos ha hecho falta contar y enunciar nuestra historia”, sostiene la curadora de esta muestra. Una modernidad hecha a mano revisa la noción de diseño producida y teorizada en nuestro país desde 1950 hasta hoy, a partir del trabajo de la diseñadora cubano-mexicana Clara Porset, quien organizó la primera exhibición al respecto en el país: El arte en la vida diaria. Exposición de objetos de buen diseño hechos en México.
El recorrido planteado por Mallet sugiere la existencia de una escuela mexicanista a lo largo de siete décadas. Para ella, la línea que divide la artesanía del diseño no es tan clara. En México, señala, el diálogo entre ambas disciplinas existe desde la mítica Exposición de Arte Popular de 1921, que celebró el centenario de la Independencia al final de la Revolución mexicana, cuando se comenzaron a impulsar las artes populares como parte de la identidad nacional y de un proyecto de nación. “¿Eran esos artesanos o diseñadores? Más que distinguir si un plato es de artesanía o de diseño, al final es un plato y alguien tuvo la conciencia para crearlo. Considero que ha sido un problema de catalogación. En algún momento dejamos la artesanía de lado y no se incluyó en las líneas de la historia del arte como parte de las prácticas artísticas, y pienso que es lo que hay que empezar a hacer”.
Los diálogos sobre por qué se es artesano o diseñador se dieron desde los años 30 del siglo pasado y, para acabar con ese problema, dice Ana Elena Mallet, es en los 50 cuando una serie de artistas antropólogos y críticos acuñaron el término “diseño artesanal”, en tanto ambas expresiones creativas comparten características como la reproductibilidad, pero también la mano del artesano o del diseñador.
Una nueva mirada
Una modernidad hecha a mano se propone, pues, revisar la noción de diseño artesanal en México para trazar una genealogía de autores, diseñadores y artesanos del país, pero también, y de manera importante, de extranjeros que encontraron territorio productivo en los talleres y saberes de los creadores mexicanos, incorporando una mirada moderna, procedente de los modos de vida urbanos a la tradición. “Por eso más que hablar de diseño mexicano hay que hacerlo del que está hecho en México”, destaca Mallet.
Realizadas por 339 diseñadoras y diseñadores, las 630 obras que integran la exposición provienen de 18 estados y de 201 colecciones. Entre otros autores, hay obras de Francisco Toledo, Fray Gabriel Chávez de la Mora, de la artesana jalisciense Josefa –quien saltó a la fama cuando Elizabeth Taylor y Ava Gardner se fascinaron con sus creaciones mientras se filmaba en Puerto Vallarta La noche de la iguana–, de la propia Porset, de Jorge Wilbot, Gorky González o Valentina González Wohlers.
Algunas piezas forman parte de la Colección de Diseño Moderno y Contemporáneo de la Dirección General de Artes Visuales de la UNAM, que bajo la curaduría de Mallet se creó en 2019 como un espacio de revisión, investigación, promoción, exhibición y difusión del diseño en sus múltiples ramas, y se plantea ser un referente en el país, donde no existe un proyecto de esta naturaleza.
La muestra permanecerá en la sala 9 del MUAC hasta el 13 de noviembre. Incluye la publicación de un libro-catálogo con ensayos de Ana Elena Mallet, Deborah Dorotinsky y Jorge Rivas.