INAH
Ciudad de México; 20 de agosto de 2022
Los monumentos de El Oro de Hidalgo, ubicado en el municipio de El Oro, estarán protegidos dentro de un perímetro de protección que será garantizado por una Declaratoria de una Zona de Monumentos Históricos.
Esto, con fundamento en lo dispuesto en la ley y por ser de utilidad pública para la investigación, protección, conservación, restauración y recuperación de los monumentos históricos y las zonas de monumentos que integran el patrimonio cultural de la nación mexicana, por lo cual se debe preservar el legado edificado que existe en la localidad de El Oro de Hidalgo, el cual se conforma de 47 manzanas, donde se ubican 112 inmuebles con valor histórico.
De acuerdo con el plano de delimitación realizado por el INAH, el área de monumentos abarca 0.618 kilómetros cuadrados, y quedan comprendidos los monumentos históricos construidos entre los siglos XVI al XIX, destinados a templos, a fines benéficos, servicio y ornato públicos, al uso de autoridades civiles, así como las obras civiles relevantes de carácter privado.
El Oro es un municipio mexiquense de gran riqueza cultural que durante la época prehispánica estuvo habitado por los mazahuas, quienes se convirtieron en tributarios de los mexicas tras ser conquistados por Xólotl; posteriormente, durante el siglo XVI, la región adquirió gran importancia agrícola y comercial por ser paso obligatorio en las rutas que enlazaron la Ciudad de México con Valladolid (hoy Michoacán) y Guadalajara.
En 1772 se descubrió una veta de oro y plata en la ranchería de Guadalupe. En 1789 se inició el establecimiento permanente del sitio de El Oro a las faldas del cerro Somera. A los pocos años de haber sido reportados los yacimientos y dado el aumento y calidad de su producción, pasó de ser de una ranchería a un Real de Minas. Rápidamente llamó la atención del virrey de la Nueva España y del Tribunal de Minería, lo que impulsó su desarrollo urbano.
En esta fecha El Oro atravesó por un gran auge, lo que permitió a las compañías de la población adentrarse en la economía mundial.
A finales del siglo XIX, al ser El Oro una importante población económica, la densidad de población aumentó y se inició una transformación en la forma de vivir y construir, pues se recibió influencia de ingleses y estadounidenses, quienes además de invertir capital económico, imprimieron en la arquitectura características de su lugar de origen.
A partir de 1926 varias de las compañías mineras abandonaron El Oro, argumentando el agotamiento de las reservas. Actualmente, la imagen urbana conserva una arquitectura única en donde convive la herencia virreinal con la influencia europea y estadounidense, relacionada con la explotación minera. Con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del Acuerdo emitido por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), da inicio de oficio al procedimiento.