7 diciembre, 2024

Ofrendas de aves y pétalos

Ofrendas de aves y pétalos

Alma Bernal: texto. Brenda Cano: diseño

Toluca, México; 22 de octubre de 2022.

Durante el mes de octubre el Estado de México se llena de festivales y fiestas para conmemorar el Día de Muertos, que proviene de la mezcla que se dio en la conquista entre mexicas y españoles, como por ejemplo la ofrenda o el altar de Día de Muertos, en donde se muestran las famosas calaveritas de azúcar que representan a los cráneos de los sacrificados, que eran colocado en forma de hilera, conocidos como tzompantli, que tenían la finalidad de honrar a los dioses y se les colocaba mirando hacia el templo de Huitzilopochtli, dios de la guerra, del Sol, de los sacrificios humanos y patrón de la ciudad de Tenochtitlán. Estas ofrendas al dios servían para dar continuidad al ciclo del sol, para que volviera a salir cada día, como culto a la vida.

Actualmente se realizan ofrendas y altares con diferentes elementos, según sea la región del Estado de México, de acuerdo a los usos y costumbres de los grupos étnicos que habitaron en las distintas zonas. Podemos admirar los elementos y el significado de cada uno de ellos y uno de los más representativos es la flor de cempasúchil, conocida como la Flor de los 1000 pétalos. Su leyenda habla sobre el amor de una doncella y un valiente guerrero, que al estar tan enamorados y con la ayuda del dios del Sol, Tonatiuh, se volvieron símbolos eternos en la unión de esta flor y el colibrí, que representan un beso eterno.

El mes de octubre es el décimo del calendario gregoriano, cuenta con 31 días y es el que más se asocia con el otoño, pues es precisamente en éste que los cambios propios de estación comienzan a hacerse cada vez más visibles.

El otoño trae consigo un descenso considerable en la temperatura ambiental, lo que marca una drástica diferencia con la calurosa etapa veraniega recién concluida.


Los vientos fríos que caracterizan la estación otoñal se hacen presentes en octubre, lo que trae consigo factores importantes para considerar en el sector agrícola.

El calendario agrícola indica que el otoño es la época ideal para sembrar hortalizas tales como la lechuga, las acelgas, las zanahorias, los rábanos y la espinaca, ya que son resistentes a las temperaturas propias de este mes, que a pesar de ser bajas no llegan a convertirse en heladas. La resistencia de estos cultivos permite una adecuada productividad de ellos en esta época del año.

México es reconocido a nivel internacional como uno de los más importantes líderes culturales de América, razón por la que 22 sitios (20 culturales y 2 naturales) han sido inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. Uno participa por vez primera en el tema del patrimonio intangible, al poner a consideración de la UNESCO la candidatura de una de las manifestaciones culturales más trascendentes y significativas de los pueblos indígenas que habitan en el país, proponiendo su reconocimiento como una de las Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad: a festividad indígena dedicada a los muertos. Para los pueblos indígenas de México localizados en la región centro-sur del país, en efecto, el complejo de prácticas y tradiciones que prevalecen en sus comunidades para celebrar a los muertos o antepasados constituye una de las costumbres más profundas y dinámicas que actualmente se realizan en dichas poblaciones, así como uno de los hechos sociales más representativos y trascendentes de su vida comunitaria.

En las regiones maya, nahua, zapoteca y mixteca, por ejemplo, dicha celebración no sólo tiene relevancia en la vida ceremonial y festiva de los pueblos, sino que su propia naturaleza la coloca como uno de los núcleos centrales tanto de la identidad y la cosmovisión de cada grupo, como de su vida comunitaria. En el imaginario colectivo, las celebraciones anuales destinadas a los muertos representan de igual manera un momento privilegiado de encuentro no sólo de los hombres con sus antepasados, sino también de los integrantes de la propia comunidad entre ellos.

Por ejemplo, en los vecindarios urbanos o en las localidades más apartadas, durante varios días, suelen tener lugar diversos encuentros, ya sea de carácter preparatorio o de índole ritual, que propician numerosas interacciones de grupos, de familias o de comunidades enteras entre sí y con sus muertos. En tal sentido, dichos espacios temporales constituyen un momento del año en que esta integración se logra y permite reunir, de facto, a las comunidades reales e imaginadas —las de los muertos— de vastas regiones del país.

Las celebraciones indígenas en torno a la muerte tienen lugar en un grupo de territorios localizados en la región centro-sur de México, donde son compartidas con poblaciones no indígenas que habitan de manera conjunta en estos mismos espacios.

Los pueblos indígenas que reproducen la tradición cultural de celebraciones a los muertos se encuentran localizados en áreas específicas de 20 de los 31 estados que integran la república mexicana.

almabernalt2022@gmail.com

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