Miguel Alvarado: texto. Brenda Cano: diseño. Ramsés Mercado: diseño.
Toluca, México; 6 de abril de 2022.
Los judas son muñecos diabólicos de cartón que representan algo: enfermedades, pobreza, muerte, la maldad del mundo que en realidad es la incapacidad del espíritu humano. Y todos los años en Toluca se realiza un concurso que premia a las mejores figuras, las más estrambóticas, las más temibles, las mejor realizadas.
Este año, para el concurso diabólico, se inscribieron 60 artesanos de la cartonería provenientes de distintos municipios como Toluca, Almoloya de Juárez, San Mateo Atenco, Zinacantepec, Lerma, Metepec y Tultepec, entre otros.
Dos de los judas, la figura por excelencia del traidor universal, sobresalen entre el aquelarre. Una es increíble. Representa a la ciudad, a la capital del chorizo, a la ciudad de los diablos rojos, a la de las nubes increíbles, de los soles prodigiosos que salen y se ocultan. Es una figura de doble vista, de varias vueltas porque por fuera, la piel es precisamente eso, Toluca la Bella. Pero en su interior, su entraña sangrante y tenebrosa contiene lo otro, la realidad que la atraviesa de principio a fin, de cabo a rabo, de oreja a oreja.
Así, el artesano Christian Ortiz ha logrado modelar a la ciudad roja de sangre, de feminicidios, devastada por la pandemia y la corrupción. “Bienvenido a Toluca la Bella”, dice Ortiz mientras abre el misterio de aquel judas metamórfico, maldito porque dice que es bueno y lo es, pero a la inversa.
“Esta es la otra cara de la moneda, que es realmente el verdadero rostro de la ciudad. Se trata de una crítica social que trata de decir que la cara de Toluca es una pero su realidad es otra. Aquí se puede ver la figura de un demonio basado en dibujos de José Guadalupe Posadas”, dice el creador.
Su obra trata de mostrar las emociones que ha dejado la pandemia del coronavirus y los estragos que a nivel mental dejó.
Junto con Ortiz también participa un judas que caracteriza al presidente ruso Vladimir Putin, que se acerca al diablo y de hecho lo controla. Quiere decir que el diablo es aliado del hombre pero no como el responsable del mal.
Así, pues, el badulaque que representa a Putin es muy pequeño pero detrás aparece la monstruosidad de un engendro de seis ojos y cuernos dilatados, que parece aconsejar al líder ruso, que sostiene un control de videojuegos.
Hoy por la mañana los judas fueron registrados ante un jurado, que mañana anunciará las obras seleccionadas.