12 septiembre, 2024

La historia de un crimen de exquisito humor negro

La historia de un crimen de exquisito humor negro

Stella Cuéllar: texto. Brenda Cano: diseño.

Toluca, México; 20 de agosto de 2022

Recuerdo haber visto “El esqueleto de la señora Morales”, aún muy jovencita y me impresionó. Algunas escenas y sonidos quedaron tatuados en mi mente, pero debo admitir que mis recuerdos adolescentes no se ajustan del todo a lo que en verdad es el filme.

Hoy, que estoy repasando el cine de oro mexicano, fue inevitable no verla de nuevo.

Se estrenó en 1960 y la dirigió Rogelio A. González. No recordaba que fuera una película de exquisito humor negro, pero sí que lo es. Se basa en el cuento “El misterio de Islington”, del escritor galés Arthur Machen, pero sus méritos son propios.

La película nos muestra al médico taxidermista Pablo Morales (Arturo de Córdova), que está cansado del hostigamiento y manipulación de su esposa. Ella es una bella mujer (Amparo Rivelles) pero traumada por una deformidad en una pierna, que le impide ser feliz. Sin embargo, ese no es su mayor tormento. Lo que no la deja vivir en paz es su fanatismo religioso, la repulsión por el oficio de su marido y su proclividad a mentir y a distorsionar la realidad.


A lo largo del filme vemos que la señora Morales no soporta a su marido y hará lo que pueda para hacerle la vida imposible. Sin embargo, jamás lo dejará ni permitirá que él la abandone.

Rogelio A. González, de escena en escena, genera que el espectador, como los amigos del médico, nos solidaricemos con el doctor Morales. Como él, vemos que la situación es insostenible, y que han llegado al límite, pero ¿qué puede hacer para liberarse? Por su parte, la dama no está sola, tiene el cobijo del cura, de su familia y de las amigas santurronas que usan la casa del marido como punto de reunión para sus rezos y quejidos.

En el trago y con los amigos es como el doctor libera su presión, hasta que un día fragua un plan para librarse de su esposa.

Ella ha puesto a todo el mundo en su contra, por lo que la situación no puede continuar y comienza entonces a maquinar el crimen perfecto. Realmente todo parece ir bien. El plan se cumple con exactitud y parece que el asesino ha logrado salirse con la suya, pero en las prisas el doctor Morales ha dejado un cabo suelto, apenas un detalle, pero ese detalle echará todo por la borda y termina dándole un giro total a la trama.

No deja de sorprendernos el matiz moralino que da personalidad al cierre del filme, ese que puede comprenderse desde la frase de que “el mal no puede vencer al bien”, y pese a nuestras filias y fobias no podemos dejar de reconocer que el cierre de la película es fantástico.

Las actuaciones de Arturo de Córdova y Amparo Rivelles son extraordinarias, pero no quedan atrás los personajes de Antonio Bravo y de Angelines Fernández, que después sería famosa y hasta eterna porque el papel en televisión de la Bruja del 71 le concedió una permanencia casi inagotable en la memoria de los admiradores de Chespirito. Pero, como dicen, esa es otra historia.

El esqueleto de la señora Morales es un filme que sin duda hay que volver a ver.

Sólo una advertencia. Tengan cuidado con las botellas de oporto, no las dejen olvidadas en cualquier rincón.

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