Fernando Óscar Martín: fotos. Laura Elizabeth Pérez Santana: texto. Karen Colín: diseño.
Toluca, México; 9 de julio de 2022
Alfonso Soteno es alto, delgado, su piel morena contrasta con su cabello corto, lacio y blanco. Aparenta menos edad de la que tiene. Em s rostro de rasgos afilados sus cejas, gruesas y negras, enmarcan unos ojos oscuros y profundos, que parecen estar siempre en otro lugar, en otra dimensión.
Alfonso, siempre limpio, impecable, es una persona afable, gentil hospitalaria y su extrema sencillez impresiona, pues José Alfonso Soteno Fernández es un artesano de renombre mundial, reconocido y premiado en todo el mundo.
Su propio linaje de alfarero se remonta a 1935 con la labor de Modesta Fernández Mata, su madre, otra modesta alfarera, que dio proyección artesanal a esta tradición.
Nacido en Metepec, en el Estado de México, en 1943, Alfonso Soteno aprendió justamente el oficio de alfarero de su madre y sus tíos-abuelos, y decidió dedicarse a él desde que tenía 8 años. “Empecé haciendo lagartijitas y bolitas de barro, veía trabajar a mi mamá y me entró tal curiosidad, miren que me gustó tanto el barro que desde los 8 años decidí ser alfarero, quería estar con mi mamá trabajando, como mi hermano mayor, Mónico”, refiere.
Ahora él, sus hijos y nietos continúan el legado de Modesta como aclamados alfareros.
“Me dediqué tanto que a los 22 años, época en la que me casé, fui el primero en realizar árboles gigantes. El primer árbol fue para un gran museo. Tonatiuh Gutiérrez, primer director del Museo de Arte Popular, que se encontraba frente al hemiciclo a Juárez, le dijo a Mónico: ‘quiero un árbol de 70 centímetros’. Entonces Mónico me preguntó: ‘¿lo podemos hacer?’”.
La producción artesanal en Metepec tiene gran importancia para la identidad cultural comunitaria. Alfonso utiliza el método de cocción más antiguo conocido con su producción. Después de moldear las piezas a mano, como árboles de la vida, sirenas, soles, alcancías, cuadrillas de aire, Alfonso a veces utiliza los moldes que fueron propiedad de su madre y de Tito Reyes, su abuelo, cuando le piden reproducir una pieza de las de ella, o a veces moldea a mano la pieza solicitada. Alfonso agrega su toque único al desarrollar un estilo definido por firmas contundentes y colores distintivos en las anilinas.