Liz Vargas: texto e imagen
Ciudad de México; 7 de enero de 2023
Quienes lo conocen lo siguen como lectores, escritores, clientes, amigos y conocidos, también porque los entretiene su columna “Un escritor en problemas”, que publica en La unión de Morelos. A través de sus líneas nos ha contado algunas de sus manías y rituales a la hora de escribir, nos ha hablado de Elena Garro o de salud mental, así como de la presencia de la comida y el vestuario en la vida del escritor, pero hace falta adentrarnos un poco en la mente de este singular individuo que escribe, edita y promueve a otros talentos literarios en Morelos, en México, en Latinoamérica y donde sea que ande. Por eso presento esta sui géneris entrevista con el autor.
-¿Qué hay del Daniel Zetina que aún no descubrimos a través de sus libros, su columna o las charlas de café?
-Un hombre que ha luchado por construirse a sí mismo desde pequeño, muchas veces en soledad y con limitaciones, pero con metas en la vida. También un ser espiritual, que sigue un camino de sanación y aprendizaje.
-¿Con cuáles personajes literarios te identificas?
-Con los resilientes, pero también quienes demuestran cierta astucia social, como los detectives. Por años tuve predilección por personajes débiles, ahora me agradan más los que trascienden miedos y cambian su realidad.
–Cuando terminas de leer un libro, ¿padeces resaca literaria?
-No, leer es como un vicio, los libros como una droga, no me importa tanto el que acabo de consumir, me concentro en el que voy a meterme; al cerrar un libro le agradezco, pero ya me urge comenzar otro.
-¿Has elaborado alguna receta que hayas leído en un libro? Por ejemplo las recetas de Tita en Como agua para chocolate o las de Sor Juana.
-No. Es una idea interesante, algo de gente ñoña, como yo, que buscamos nuevas relaciones con los libros.
-¿Qué opinas de las sagas juveniles como Harry Potter?
-Es el fenómeno literario más importante en la historia de la humanidad. Es fascinante haber presenciado su surgimiento. Otras sagas son opciones para conocer buenas historias y añadir bagaje a tu ser lector. Los detractores de estos libros acusan una envidia y una ingenuidad apabullantes.
-Sobre los libros adaptados a la pantalla grande, ¿los ves, te gustan?
-Gusto de conocer historias interesantes, leídas o en pantalla. Del libro me agrada todo, del cine disfruto tanto que me enajena. Me gustan las adaptaciones al cine, pero no las juzgo igual, tampoco analizo si se apegan a los detalles narrativos, son lenguajes distintos. Lo que me desagrada es leer subtítulos, prefiero las películas dobladas.
-¿Cuáles libros has dejado a medias en la lectura o los abandonaste para siempre?
-He abandonado unos 300. Leo 50 páginas, si me gusta, le sigo; si no, lo dejo y voy por otro. He dejado sin terminar literatura mexicana contemporánea, poesía latinoamericana e historia. Si no me atrapa, no lo quiero.
-¿Sobre qué temas no lees o no lo harías?
-He leído de todo, como buen sibarita. Quizás deje de lado libros de exégesis, pensamiento político conservador, los machistas o para primeros lectores.
-¿Cuáles son las historias o manías de tus amigos y conocidos sobre las que has escrito?
-Las manías al buscar satisfacción sexual o equilibrio emocional; también me gusta evidenciar ciertas formas de mentira y traición, desde un enfoque doméstico, o sea, cómo se viven y resuelven los dramas personales basados en pasiones. Bastante de eso hay en mis libros de cuentos El colchón, El cuerpo del deseo y Mentiras piadosas. Me encanta que las personas me cuenten sus vidas, pero cultivo la discreción, nadie se verá reflejado en mis historias, nunca cuento las confidencias que me hacen.
–¿Algún detractor de tu obra te lo ha dicho frente a frente que no le gusta tu trabajo?
-Una vez, en el Jardín Borda de Cuernavaca, un joven reportero me pidió que dejara de engañar a mis lectores, que yo publicaba basura y cosas así. Aseguró que acabaría con mi carrera literaria. Me intriga lo que habrá sido de él. Por otra parte, muchos lectores me han dicho que prefieren cierto libro mío, que tal novela les pareció mejor lograda, o que alguno no les agradó tanto, pero no que les pareciera fatal. Uno de sus favoritos es la novela Óleo sobre ketamina.
-Si fueras otra persona, ¿qué le envidiarías y que le reclamarías a Daniel Zetina?
-Envidiaría su caprichoso sentido de libertad. Le reclamaría ser más preciso, profundo, extenso y tremendo al escribir. Le exigiría editar cada vez mejores libros, de más calidad, llevar su arte editorial a un nivel más alto.
-¿Qué te gusta de los escritores actuales en cuanto a sus obras (creatividad, originalidad, estructura, propuesta…)?
-Admiro el movimiento de escritoras que ha surgido con más fuerza desde hace una década. Ha sido desde una revaloración de autoras, hasta el desarrollo de obras de gran profundidad, incluida una irrupción en la escena literaria de forma disruptiva. Me gusta también lo desgarradora de la poesía que se escribe en ciudades marginales. Y admiro la narrativa mexicana del posnarco, esa que ha resignificado la violencia como un canon, sin ser apología ni adorar a perpetradores, sino que se vuelve crítica y reflexiva.
-¿Has escrito algo inspirado en alguna melodía o una canción?
-No, pero muchos de mis libros están acompañados de canciones favoritas, como mi novela No hay color, donde Juan Gabriel está presente de principio a fin. Escucho en especial cumbia, ópera, rock en español, clásica y quebraditas.
-¿Con qué otra actividad placentera compararías a la lectura?
-Compararía la lectura con la oración, en ambas hay una introspección y un aprendizaje. En mi libro La hospitalidad de la palabra ofrezco ciertas divagaciones, desde el punto de vista de que la lectura es, sobre todo, una experiencia para la vida cotidiana.
-¿Tienes un amor platónico literario?
-Agnes, de la novela La inmortalidad de Milan Kundera; la protagonista de La amante de Duras, cada una tiene gran fuerza expresiva, a la vez que sutileza.
-¿Tienes alguna fantasía textual no realizada?
-Sí, escribir una saga de literatura policiaca, con una detective astuta y hermosa.
-De tus lecturas de literatura erótica, ¿cuál es tu favorita y cuál no te dejó buen sabor de boca?
-Me gustó la novela de Marguerite Duras El mal de la muerte, lo mismo que El hombre en el pasillo, reinvenciones del erotismo. Mi novela Cuarto en renta pretende, en alguna medida, ser homenaje a ellas. Dulce María Loinaz tiene la única poesía erótica que me ha fascinado. No me gustó Lolita, el tema me choca y es lenta.
-¿Has enamorado a alguna mujer a través de la literatura?
-Es uno de los temas que más abordo, aunque no sé si por eso hubo una conquista, o sólo fue parte del cortejo. Nunca he querido impresionar a una mujer hablando de literatura o de libros, pero supongo que es algo que no puedo comprobar.
-¿Qué es lo que aman u odian de Daniel Zetina quienes lo conocen?
-Creo que aman de mí cierta inteligencia, también tenacidad, me han comentado. Y creo que odian lo mismo.
-¿Qué proyectos tienes para 2023?
-Escribir como nunca, sería feliz si acabo entre 10 y 20 libros que tengo comenzados. En lo personal, quiero cultivar la templanza y pasar una temporada en Santiago de Chile y Buenos Aires. También buscaré la forma de promover y vender más libros, para llegar a nuevos públicos y continuar el debate que se genera a partir de este encuentro. Además, editar libros para aumentar el catálogo de Ediciones Zetina.
Liz Vargas. Docente por amor a no morir de hambre. Repostera por antojo. Padawan de la literatura. Fan del cine y las series. Coautora del libro Laberintos. Seis escritoras mexicanas de minificción. Seleccionada entre los cuentos ganadores en la convocatoria Morelos 21: Memoria y Encuentro publicada por el gobierno de Morelos.
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