José Enrique Rojas González.
Toluca, México; 28 de abril de 2019. El Centro Cultural Mexiquense, uno de los recintos culturales más grandes e importantes de la entidad, cumple hoy 32 años de haber sido inaugurado, un lunes 27 de abril de 1987, en un tiempo en el que la utopía comunista se desvanecía del orbe y culminaría su declive dos años después, en noviembre de 1989 en Berlín. Otro siglo.
Está localizado en la esquina poniente de Toluca, flanqueado por el pulmón más grande de la ciudad, el parque Alameda 2000, y al pie del volcán Xinantécatl. El espacio, amplio, abarca aproximadamente 177 mil 989 hectáreas que se localizan en lo que fueron los terrenos de la hacienda San José la Pila, fundada por la orden de los franciscanos y que perteneció al convento de Nuestra Señora de la Asunción, fundado en el siglo XVI.
Después de que la hacienda cambió constantemente de dueño fue comprada por el gobierno del Estado de México en 1976, en un inicio destinada a la Empresa Agrícola La Pila que brindaría apoyo a los campesinos de la región en la cosecha de maíz, cebada, trigo y la crianza de ganado; sin embargo, el proyecto original se modificó y el gobierno decidió destinar el espacio a un uso cultural.
El espacio fue diseñado por los arquitectos José Luis Pérez Maldonado, Mario Schjetnan Garduño, Víctor Monsiváis y Pedro Ramírez Vázquez, quienes distribuyeron el espacio en un medio círculo en la entrada, en la vialidad Jesús Reyes Heroles, que da acceso a una calzada que conduce al patio central del conjunto, en cuyo alrededor se agrupan los edificios que albergan los museos, la biblioteca, el archivo, y oficinas administrativas de la Secretaría de Cultura.
La intervención artística corrió a cargo de los mexiquenses Luis Nishizawa Flores y Leopoldo Flores, quienes crearon los murales del Museo de Arte Moderno y la fuente del patio central. El diseño del conjunto fue merecedor de un galardón otorgado en 1991 por la Academia Internacional de Arquitectura, en la muestra bienal realizada en Buenos Aires, Argentina.
El Centro Cultural Mexiquense alberga la Biblioteca Pública Central, que tiene un acervo de aproximadamente 60 mil volúmenes; el Archivo Histórico del Estado de México, en cuyo recinto se alojan 20 millones de documentos relativos a la época virreinal, el liberalismo y la industrialización del estado.
Los tres museos del conjunto arquitectónico son el de Culturales Populares, el de Antropología e Historia y el de Arte Moderno. El primero de ellos está instalado en lo que fuera el casco de la Hacienda de la Pila. En su interior se aprecian diversas artesanías plásticas, de tejido, de tule, de barro, pirotécnicas, de vidrio, platería, entre otros materiales, realizadas por artesanos del Estado de México. Tiene una sección, restringida al público, en donde se recrea una cocina tradicional del siglo XX, así como un patio central en donde se ubica una troje en cuyo interior se representa una clásica tepachería, lugar en donde los trabajadores de las haciendas del siglo XIX acudían a beber un trago de pulque, tepache o aguardiente. El lugar también cuenta con una sala de exposiciones temporales y una pequeña tienda de recuerdos.
El Museo de Antropología e Historia es uno de los más innovadores en cuanto a concepto museográfico en Toluca. La sala de acceso es un medio círculo, en el lado izquierdo de él se observa un collage de imágenes sobre la diversidad étnica, geográfica, cultural, artesanal y gastronómica del estado, y en la esquina derecha hay una representación de un basamento piramidal que conduce a un túnel de acceso al museo.
La primera sección está compuesta por restos óseos de mamíferos prehistóricos que habitaron en el Cenozoico en el actual territorio de la entidad. Posee otras salas ordenadas de forma temporal (desde el prehispánico hasta el presente), en donde se exhiben esculturas y cerámica prehispánica, retablos, imágenes y ropa de los sacerdotes de los siglos XVI-XVII, maquetas e ilustraciones de autores como José Vicente Villada, José Zubieta, Andrés Molina Henríquez y Agustín Abundio. El museo también cuenta con una sala de exposiciones temporales.
El Museo de Arte Moderno en un inicio iba a ser un planetario a cargo del gobierno de la entidad, sin embargo el plan original fue modificado y se privilegió la adaptación del espacio para albergar obras de arte contemporáneo sobre la observación del Cosmos. Su estructura es circular, rodeado de anillos metálicos que le da a la estructura la apariencia de un platillo volador.
El inmueble del centro cultural también es sede de la Cineteca Mexiquense y lo será del nuevo recinto del Conservatorio de Música del Estado de México.
De acuerdo con estimaciones del gobierno del estado, acuden al centro 200 mil visitantes en promedio cada año, atraídos por los eventos recurrentes, como “Acércate un domingo al Centro Cultural Mexiquense”, “Noche de Museos” y el festival FestinArte. En el recinto trabajan 522 servidores, 232 mujeres y 290 hombres.
El Centro Cultural Mexiquense es uno de los espacios más importantes de la entidad para la divulgación de las actividades culturales, artísticas e históricas, así como para la investigación en ciencias sociales. La relevancia fue tal que en 2011 el gobierno del estado construyó otro centro cultural en Texcoco.