Marco A. Rodríguez.
Toluca, México; 20 de marzo de 2019. ¿Qué importa la impuntualidad de los próceres cuando el Municipio de Toluca cumple 497 años? ¿Qué decir de la contaminación por humo de pirotecnia que baña el ambiente?
Cuando el mexicano celebra, eso, como otras tantas cosas, no importa. Cualquier acción, contaminación e impuntualidad se perdona; incluso que el regreso a casa sea acompañado con el himno nacional que suena en la radio.
#Toluca, la fría capital del Estado de México celebra un año más de su fundación y decide hacerlo con la presentación de una mujer colombiana que se hace acompañar de sus músicos: Margarita La Diosa de la Cumbia Sitio Oficial.
Margarita María de Santa Teresita Vargas Gaviria, o Margarita a secas como le conocemos los latinos, hace su aparición en el escenario luego del preludio pronunciado por el alcalde Juan Rodolfo quien, entre otras cosas, anuncia a los presentes que el Festiva 2019 comprende más de 250 eventos donde la mayoría de artistas y expositores son de la capital del Estado de México y zona metropolitana.
Tarde pero segura, la colombiana pisa el escenario convencida de que «la música puede aliviar pero también denigrar». Su postura está en contra de las expresiones artísticas que violenten la integridad humana, como revela minutos antes a la prensa local. Sube al escenario para ser, quizás sin comprenderlo del todo, parte de la historia del municipio y su natalicio.
Se une al festejo. Sus éxitos se escurren entre coros desafinados de un público que no sabe si mirar el cada vez más delgado cuerpo de la cantante y sus bailarines hombres y mujeres o librar las vertiginosas vueltas que hábilmente realizan sin soltar la mano de la pareja en turno.
Todavía no se borra el humo de los fuegos artificiales cuando es confundido con el vaho de los danzantes.
Poco a poco caduca la noche mas no los ánimos. Los éxitos de Margarita, quien en 2012 fuera galardonada por el Senado de su país oriundo con la Orden de Caballero dada su labor artística, quedan almacenados en los celulares de los asistentes. Unos de ellos, los más llenos de adrenalina, comparten en vivo y directo la cumbiamba; otros, los menos, se limitan a tomar pequeñas instantáneas o microvideos.
Más pronto que tarde lo que comienza tiene que acabar y por hoy Margarita y compañía deben despedir al público que, aunque agotado, corea la frase previa al “encore” inevitable y generacional: ¡otra-otra-otra!
Colombia no se raja. Colombia vuelve al escenario. Bien por Colombia.
Dos pilones recibe el público que, inmediatamente después del par de canciones divisan el retorno de los presentadores al escenario y sólo entonces saben que su papel de espectador ha llegado, al igual que la música, a su fin. Deciden abandonar la Plaza de los Mártires con rumbo a la cama propia no sin antes escuchar, ya de camino, el himno nacional que toca la radio.
Fotos: Marco A. Rodríguez.