Carla Valdespino Vargas
Nacer. Quizá y sólo quizá, Luis Humberto Crosthwaite tenga razón al asegurar que Tijuana es el centro del universo pues hubo “de repente un Big Bang ruidoso, lleno de fuego pirotécnicos y globos reventados, justo en el centro de la avenida Revolución… y aparece el primer hombre y la primer mujer” 1 . No, él no ha sido el único en afirmar tal origen; la historia de Baja California puede ser contada desde el origen del universo, eso reza aquella novela corta Tijuana city blues de Gabriel Trujillo.
Preguntar. y, ¿si así fuera? Todo es posible en “el claroscuro de su propio revoloteo”2 ; en el caos de Tijuana. PAUSA. ¿acaso el mundo no nació del caos? Claro, eso dice la Biblia y el Popol Vuh y La Teogonía de Hesiodo… y la historia de Tijuana.
Responder. Ahí, entre San Ysidro y Otay comienza el mundo. No sólo un país, si no el mundo entero con sus bemoles, su música, su neoliberalismo, sus drogas, su migración, su hambre, sus maquiladoras, su literatura, su economía, su globalización, sus muros… con su esperanza y su melancolía.
Observar. Primera imagen: un muchacho mirando con melancolía el “otro lado”. Febrero de 2007 y hace frío en Tijuana.
Segunda imagen de un lejano Agosto en 2010: alguna vez intentaron cruzar la frontera, quizá un día lo lograron y finalmente los deportaron… se estacionaron aquí, en la calle, en las coladeras y todos los días caminan a lo largo de la línea, como buscando consuelo: Ahí estaba él con la mirada puesta en el muro… extendió su mano y acarició la lámina… recargó la cabeza.
Reflexionar sobre ese febrero: definitivamente, es melancolía lo que se respira en Tijuana. Y estas letras se alargan a mis días agosto-septembrinos en la frontera: a mi paso, a un lado de la línea, una noche, después de un largo café con Fran, pensé: si existe un paisaje desolador, ése es la tierra de nadie entre méxico y eu, donde los vagabundos se estacionan, donde la migra circula, donde los moscos vuelan… donde un doble muro se levanta.
Conjugar Tijuana. En ella se fusionan todos los verbos, las palabras circulan/nadan por sus calles/por su marrío. Mas qué puedo decir yo sobre Tijuana, cómo puedo describirla si tan sólo estuve un par de semanas, cortos segundos para lograr hacer mías sus calles, para grabar su olor e impregnarme de sus colores. Pero fue el tiempo exacto para cambiar mi concepto sobre ella. En algún momento aseguré que Tijuana era el lado ominoso de México, y quizá sí lo sea, pero debo confesar que en Tijuana se respira esperanza, junto a la sombra de la melancolía que se esconde por sus esquinas.
Vienen a mí las palabras que circularon cierto día, perdón, noche en un bar cuando alguien me dijo “Tijuana es como una madre soltera”. Yo pensé que las cervezas, mezcladas con el pozole, ya habían cumplido con su objetivo; pero no, la frase estaba sobria y entonces, llegó la explicación: Tijuana es como una madre soltera, todos la han humillado porque quizá sí abrió las piernas por piruja y quizá lo siga haciendo, quizá la violaron y por ello, todos le cargan la mano; ha pecado y debe pagarlo. Tijuana carga con todos los vituperios, con la podredumbre, pero eso no lo importa, ella tiene la esperanza que sus hijos saldrán adelante. La voz concluyó, después de dar un sorbo a su dos equis, “Tijuana es muchas Tijuanas, yo me quedó con ésta”.
En efecto, Tijuana es muchas y a la vez una, pero todas las ciudades lo son. Mas TJ posee un carácter distintivo: un gran muro que dibuja sus curvas, una frontera, como decía Rafa Saavedra en aquella ocasión en que nos tomamos una cocacola en el Sanborn´s de la 8: “la frontera es algo que no puedes negar, yo he visto cómo sí efectivamente es esa frontera en vez de hacerse porosa, en vez hacerse transparente, en vez de dejar de existir, yo la veo cada vez más presente”. Esa frontera innegable, mas no infranqueable le otorga un sabor único a Tijuana, le otorga, y espero no equivocarme, su identidad.
Tijuana no se piensa, no se teoriza, TJ se vive, se camina.
Entre mis pasos me di cuenta que muchas TJ confluyen por sus calles. La Tijuana de los performance, de las galerías, de la prostitución, de la migración, de los vagabundos, del narcotráfico, la Tijuana, como modelo de seguridad, la Tijuana imaginada por los tijuanenses, por los del centro, por los sureños, la Tijuana dibujada por la música de un bajosexto, por el clap del Colectivo Nortec. La Tijuana del cliché: la Revu/el zebra-burro/la fiesta eterna. Mas no hay tiempo que alcancé para hablar de cada una, ni de la Nueva Tijuana, y mucho menos de las Tijuanitas que brotan por ciudades fronterizas centroamericanas. Hoy tenemos el tiempo justo, el espacio propicio para hablar de una Tijuana: la del joven mirando al otro lado, la del hombre acariciando el muro, donde las melancolías y las esperanzas se mezclan.
En Tijuana se percibe el olor de la melancolía: en el joven junto a la barda, en el hombre del bordo, en los deportados que entran por San Ysidro con las bolsas vacías. La paradoja de la frontera: la fragancia de la esperanza inunda las calles, la mirada de las mujeres deportadas, quienes aguardan a que un poro del muro se abra… y de nuevo… cruzar.
Perder. Freud explica que ante la pérdida del objeto, los seres humanos pasamos por un proceso llamado duelo, sin embargo, en muchas personas la melancolía toma su lugar, pues jamás asimilan la pérdida del objeto e intentan retenerlo. Es un sentimiento vinculado con el principio de displacer, pero sobre todo con el tanatos.
Preguntar. ¿Qué han perdido los migrantes? El sistema les ha quitado la oportunidad de desarrollo, han perdido toda esperanza dentro de sus países. Cruzar la línea no es otra cosa que la opción de conjurar la pobreza a la que han sido confinados. Son obligados a dejar la familia, la tierra, lo que significa una pérdida más, que jamás asimilan pues, al llegar a Estados Unidos reproducen sus costumbres y se potencializan ciertos rasgos culturales, que aparentemente definen a la nación; por ello, Los migrantes viven en la melancolía.
¿Y la esperanza? Es lo único que los impulsa a seguir el camino, que posiblemente los llevará a recuperar el objeto: una vida mejor y más digna.
Poemar mi melancolía tijuanense:
Me deslizo por tu espalda /
al tiempo que susurro fierras palabras sobre tus c u r v a s y acaricio tus recovecos,
trazo tu piel con un firmesuave vaivén/
tu piel se esfuma en esta línea]
y entonces te descubro doble/bella:
en poros rellenos de cementocartón
en poros inundados de polvolvido
esci n dida
te conviertes
[en palabras construyendo las norteparedes de tus delirios]
en eterna melancolía…
inasequible / inasible
en la esperanza que se fuma en focos
1 Crosthwaite, Luis Humberto. “Por qué Tijuana es el centro del Universo” en No quiero escribir no quiero.
2 Trujillo Muñoz, Gabriel. Laguna salada.