11 septiembre, 2024

Una sociedad generadora de monstruos

Miguel Alvarado

Toluca, México; 3 de diciembre de 2019. Alguien escribe en el muro de facebook del asesino serial Óscar García Guzmán y lo que escribe, para ser una broma, es muy serio. Ayer el portal Viceversa Noticias publicó acerca de los diversos muros que mantiene el homicida de tres mujeres, oficialmente, y cuando salió a la luz, el primero en opinar fue, precisamente, el Monstruo de Toluca, Óscar García Guzmán, quien en menos de un minuto supo que había información referente a él.

Él mismo o quien se hace pasar por él puso la dirección de su perfil web y la compartió con los usuarios del medio. Eso es otro síntoma de la gran impunidad que hay en México. Una hora después, más o menos, borró sus cuentas o parte de ellas, después de burlarse de las autoridades, de las mujeres asesinadas y de las familias sobrevivientes.

Qué mundo tan extraño y dantesco resulta éste, donde se puede hacer casi cualquier cosa en total impunidad y a la vista de todos, porque además se está interconectado por diferentes vías, algunas de ellas en plataformas de tiempo real.

Resulta más o menos inexplicable que la Fiscalía del Estado de México no haya podido dar con el paradero del Monstruo de Toluca, cuando la fuerza pública, el poder y el dinero del Estado están a su servicio. Alguien señalado de asesinar a por lo menos tres mujeres en la colonia Villas de Santín, en Toluca, la otrora tranquila capital del Estado de México, ha enfrentado a la fuerza de ese Estado desde la comodidad de una computadora y él o quien se hace pasar por él le da seguimiento puntual a su propio caso en los medios públicos. Quien sea, desafía sin reparo y ahora se dedica a contar la historia de al menos uno de sus homicidios, a la cual ha titulado “Confesiones de un asesino en serie”, y de la cual este es un fragmento, hallado precisamente en una de sus redes sociales: “Qué pensarían si les digiera qué cuando estaban por ingresar a mi casa con su orden de cateo yo estaba en el interior pero me les escape por la azotea de la casa y que hora y media antes de que entraran aproximadamente había matado a Jessica frente a los padres hermano y cuñada que estaban frente a mi casa,,,,, la culpa no solo fue de las incompetentes e indiferentes autoridades que no supieron ver a quien tenían delante de ellos, incluso cuando fui a declarar la Lic. Beatriz quien fue la que me tomo declaración fue la misma que me tomo declaración en el caso de Martha Patricia Nava Sotelo […]”. Que el homicida dé seguimiento a su propio caso podría entenderse cuando el propio fiscal mexiquense, Alejandro Gómez Sánchez, aunque dudando, ha confirmado que sí, que se trataba de un asesino serial. Por eso, el perfil del Monstruo de Toluca debería ser diferente al de un homicida con otras motivaciones como la venganza, el robo o algún otro móvil. En busca de atención, según parece, García Guzmán se encarga de dejar pistas cibernéticas por todos lados, ninguna, claro, que diga efectivamente dónde está, por lo menos desde la superficie que significa una red social. No se ha informado nada acerca del rastreo de uso de tarjetas de crédito o de movimiento de cuentas bancarias, y no se hará sino hasta que el sujeto sea capturado o se entregue.

El fenómeno del Monstruo de Toluca ha sido normalizado además por la gran cantidad de películas sobre asesinos seriales y una basta información respecto de esos temas, así como por la violencia imperante en general. Entonces suceden cosas extrañas, como la interacción que hay entre algunos cibernautas y el que escribe en los muros del Monstruo: unos insultan, otros amenazan, algunos se burlan. Los perfiles y datos de estas personas son visibles y la mayoría son mujeres. ¿Qué fenómeno se está desarrollando aquí, en Toluca, donde hasta hace no mucho sería impensable la figura de un sicópata? Porque asesinos los ha habido, algunos mucho más sanguinarios que el caso de Óscar García Guzmán, quien sigue el proceso de otros asesinos famosos que han buscado a diarios y medios de comunicación para externar sus razones o hacer públicas sus exigencias. En todos los casos conocidos, siempre ha resultado estremecedor.

Cabe preguntar qué tipo de sociedad es la nuestra que es capaz de generar este tipo de cosas. Es la misma que construyó por años la impunidad y hasta la institucionalizó, la misma que educó a hombres para victimar mujeres. La misma que atestiguó Tlatelolco, Ayotzinapa y los millones de tragedias que se viven a diario desde los hogares, o en los trabajos, en las calles, en cualquier lado. La misma que piensa que criticar a AMLO, al poder en turno, por ejemplo, es estar en contra del país, de la comunidad que nos da identidad y fundamento.

¿De dónde viene Óscar García Guzmán y qué ha sucedido para que hiciera lo que hizo? ¿Cómo va a resarcirse a las víctimas? ¿Por qué fallaron los procedimientos judiciales con él? ¿De quién fue responsabilidad que no se le capturara a tiempo?

Nadie quiere decir, aunque, desde luego, las respuestas existen.

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