Miguel Alvarado
Toluca, México; 11 de junio de 2019. Desde 2002 estudios de ingeniería alertan sobre las malas condiciones del río Verdiguel y los riesgos que implican construir encima de la bóveda o vivir en sus laderas. La Evaluación de la Seguridad Estructural de la Bóveda del Río Verdiguel, elaborada por los ingenieros Raúl Vera Noguez, Juan Carlos Núñez Armas, Judith Pérez Morales, Sandra Miranda Navarro y Lorena Elizabeth Manjarrez Garduño, concluyó que “las condiciones en que se encuentra la bóveda (…) no garantizan su adecuado comportamiento ante las cargas a que se encuentra sujeta, por lo que de manera global, ésta representa una zona de riesgo permanente para el tránsito vehicular, las construcciones, zonas habitacionales y de servicios que se encuentran sobre la estructura”.
Ese estudio además señala la necesidad de tomar acciones preventivas y correctivas inmediatas, e identificaba que había decenas de construcciones que no se apegaban a disposiciones legales establecidas por la Federación.
También abordaba el problema de los deslaves y la afectación de las secciones hidráulicas del cauce. Por último, instaba a las autoridades involucradas para tomar cartas en el asunto.
Esa evaluación, aunque antigua, pone de manifiesto lo añejo del problema que representa el Vediguel, pero también la poca seriedad con la que personas afectadas toman el problema, que incluso lo asimilan como una especie de “conseja”, pues a pesar de las advertencias que tienen años, apenas algunos deslaves han sucedido con consecuencias menores, excepto por la muerte del velador de un estacionamiento, quien cayó en un socavón abierto sobre el cauce y murió ahogado, después de ser arrastrado.
Todos los años, las autoridades realizan obras de reforzamiento y adecuación que terminan en lo mismo: en 2010 cerca de 400 edificios en riesgo; el año pasado una alerta para 35 mil personas y en el 2019 una más que en principio afecta a mil 500 personas y a 398 inmuebles, según el Atlas de Riesgos municipal 2018.
El valle de Toluca ocupa una superficie de 420 kilómetros cuadrados en el que se forma una cuenca formada por los arroyos Tejalpa, Verdiguel, Cano y Arenal, provenientes del Nevado de Toluca y que atraviesan la ciudad, cuyos sedimentos provocan graves inundaciones. Se construyeron presas que resolvieron el problema sólo parcialmente y después se decidió embovedarlos.
El cauce del Verdiguel, que recibe parte de las aguas residuales pasa en paralelo por la avenida Lerdo de Tejada, así como por la avenida Adolfo López Mateos. Tiene una longitud de 37 kilómetros y 150 metros, de los cuales casi 9 kilómetros se encuentran embovedados y sobre los cuales hay 398 inmuebles junto a la bóveda. En este tramo, hay 3 mil 144 metros clasificados como zona de riesgo inminente, además de otros 5 mil 843 metros que contiene 240 inmuebles en zona territorial de riesgo. En 2002, el tramo señalado como área de muy alto riesgo debido a sobrecargas era la avenida Sebastián Lerdo de Tejada, entre Sor Juana Inés de la Cruz y avenida de los Maestros. El Paseo de los Matlatzincas entre el Monumento a la Marina y avenida Isidro Fabela, tenía clasificación de alto riesgo; el Colegio Militar entre el monumento a la Marina y avenida Diego Rivera, riesgo bajo; la avenida de los Maestros entre Lerdo de Tejada y Monumento a la Marina, estaba clasificado con riesgo alto.