DELFINA GÓMEZ
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Toluca, México, 18 de octubre de 2023

Miguel Alvarado
Ayer, una llamada telefónica trastocó la calma de unas 300 personas en el Estado de México. Quien marcaba era un representante de nuevo gobierno de Delfina Gómez que citaba para una audiencia con ella, especialmente con ella, sin intermediarios, para que pudieran exponerse todo tipo de problemáticas. La maestra Delfina recibirá a partir de las 10 de la mañana. Así que los convocados, que no pensaban que eran los únicos, pero tampoco que eran tantos, se fueron a dormir con una punzada en el corazón, aunque fuera pequeña, porque los mexiquenses están entrenados para la desilusión, para aguantarla y seguir creyendo que un día tendrán mejor suerte y sus casos serán escuchados, atendidos y resueltos.

Al otro día muy temprano esos 300 se preparaban para llegar al palacio de Gobierno de Delfina Gómez, rodeado de vallas y todavía con la inquietante presencia del plantón de los familiares de presos injustamente, que va para cinco meses sin que nadie haya podido hacer realmente algo efectivo. Los integrantes de la organización Haz valer mi libertad no se han movido un centímetro de enfrente de la oficina de Gómez, heredera de la vista espectacular que le dejara Alfredo del Mazo, y que incluye manifestaciones, mentadas, cierre de calles, reclamos, golpizas de policías, corretizas entre organizaciones y el tránsito de las hormigas en que se transforman quienes pasan por ahí, holgazana o rápidamente, y que a veces voltean a ver a esa mole pétrea que ahora por las tardes han dado en iluminar de guinda, como el color del partido de la gobernadora.

-Yo quisiera, pero están los mismos de siempre ahí formados- decía una mujer sentada en una banca de la Plaza de los Mártires, que se hiela y se deshiela todos los días desde que comenzara octubre. A Delfina también le heredaron la desconfianza y el maltrato que casi todos los mexiquenses, que suman 17 millones, han pasado cuando se trata de lidiar con cosas del gobierno. Asaltos, problemas agrarios, educativos, religiosos, del agua, económicos, todos los matices de la sociedad están inscritos en el abanico de problemas que habrá de resolver la gobernadora.

Ella dice que puede hacerlo, o quizá lo dice solamente de aquellos que abordan los tecnócratas o los que le encargará la Presidencia de México. Porque aquí en esta fila que ha comenzado a crecer desde la 9 de la mañana hay padres que intentan rescatar a sus hijos de la cárcel, campesinos con problemas de tierras desde los tiempos de Arturo Montiel Rojas, empleados del propio gobierno a los que les deben liquidaciones, jefes de grupos étnicos que van cargando sus bastones de mando que para los de la ciudad no significan sino algo curioso o llamativo, periodistas que no saben cómo van los procesos de compañeros asesinados, médicos que han sido despedidos sin justificación. Están ellos y también los campesinos despojados, los artistas estafados, los policías suspendidos, los afectados por el Cutzamala.
Pero antes que ellos están los recomendados. “Los achichincles”, dice uno de los periodistas que aguardarán más de cinco horas para hablar con algún funcionario, instalados en carpas muy parecidas a las de los tianguis, en el patio central de ese palacio que ahora respira pura izquierda, pura amabilidad, empuje, conciencia social, resultados.
Los recomendados forman parte del grupo de privilegiados que han pasado primero y que llegaron cerca de las 9 de la mañana. Así les dijeron que lo hicieran, para que no se encontraran con los 300 esperanzados que se han formado acatando las reglas y hasta las indicaciones de una lona, que si no fuera porque la imprimió el gobierno de las libertades, sería ridícula, porque impide que se pase con cartulinas, mantas y otras herramientas sobre las que se pueda expresar algo, incluso algo positivo para esta administración que empieza. Positivo no en el sentido positivista sino en el tenor de echarle porras a un gobierno que quiere demostrar que sí trabaja y que se diferencia del pasado priista porque por lo menos son buena onda.
Así, cada uno de los 300 que han llegado, cada quién como ha podido y desde todo el Edomex, se ha encontrado con que delante de ellos hay un bloque enorme formado por funcionarios públicos municipales, miembros de la campaña de Delfina, secretarios de legisladores y funcionarios de otras instancias. Y así fue, ellos pasaron primero y esperaron ya adentro a que la maestra y Horacio Duarte, el secretario de Gobierno, presentaran la primera jornada de audiencias públicas, que atenderá lo mejor que pueda a estos 300 convocados y a esos del primer bloque. Además de los convocados, estaban los que sabían que jornadas así se llevarían a cabo y llegaban para inscribir sus temas. Para ellos hubo una larga fila que esperaba para ser atendida en el pasillo exterior del palacio de Gobierno, que fue dividido en dos carriles, uno para ellos y el otro para quienes se entrevistarían con los secretarios.
Delfina cumplió lo que pudo. La audiencia se trata de una antesala que desahoga, sobre todo, la sensación casi centenaria de maltrato. Resulta obvio que no habrá una solución inmediata pero algunos casos sencillos, atorados por alguna razón, podrán por lo menos encontrar un nuevo impulso para que el desánimo no se extienda como una mancha de humedad, de esas que van creciendo sin piedad y paradójicamente nos dejan secos.
La gobernadora recibía durante uno o dos minutos a todos los que pasaban. Algunos podían dejarle copias de oficios y otros documentos. Pero ella estaba ahí porque su papel era el de una distribuidora de gente, de casos. A pesar de que el registro original de cada uno decía el nombre de la Secretaría a la que debía dirigirse, con Delfina se podía recomponer y también conseguir hablar con dos o más secretarios. Así que esos dos minutos para cada uno de los quejosos resultaron, de inicio, oro molido que no se pensaba encontrar de ninguna manera. Pero cuidado, también se puede confundir con la pirita.
Fermín Romero Valdés estaba ahí a las 10 de la mañana y él no recuerda que ningún otro gobernador abriera las puertas del palacio para realizar audiencias de este tipo.
-Representamos al ejido de Mina México y estamos solicitando que se respeten los derechos agrarios al ejido, un tema acerca de la liberación de un predio ejidal de 14 hectáreas que tiene ocupadas la carretera Toluca-Atlacomulco, y en materia educativa la construcción de escuelas para atender las necesidades de nuestra comunidad- decía Romero Valdés, quien llevaba un trámite que ha realizado desde el sexenio de Montiel Rojas. Ni él ni Eruviel Ávila, Peña Nieto los habían atendido, “porque los ciudadanos podemos aportar mucho para enderezar los temas que están torcidos en el gobierno”.
Pero entrar no sería fácil. No porque se obstaculizara o se negara el acceso, sino por el tiempo empleado. Los 300 convocados llegaron a las 9:30 y la mitad de ellos logró entrar después de las 3 de la tarde. Para ese momento algunos habían ya desertado porque no se calculaba que se ocuparía toda la mañana y parte de una tarde que además tuvo de todo. Las mesas de atención tenían un letrero con el nombre de la dependencia y todos los secretarios fueron obligados a estar. Fueron presentados en una trasmisión por redes sociales y cada uno de ellos ocupó su lugar para estarse ahí todo el día.
La estrategia de las audiencias públicas dará a la nueva gobernadora un respiro. Ha cumplido un mes en el cargo y su mensaje es de conciliación y trabajo, pero también de abrazar al empresariado antes que a los ciudadanos. Así, dejó que la huelga de hambre de las mujeres del colectivo Haz valer mi libertad se extendiera quince días antes de citarlas a una reunión, de la que todavía se espera que suceda. Ha habido más de 15 manifestaciones de organizaciones que buscan por lo menos plantear sus problemas, que datan de hace 18 años y que se han movilizado sin éxito. Algunos de ellos serían recibidos este día pero otros deberán esperar.
Seis horas después, la segunda mitad de los convocados entraba al patio de Gobierno. Para entonces todos estaban cansados y hambreados. Las galletas y el agua para café que habían colocado en mesitas desaparecieron en 20 minutos. Pero casi todos se quedaron y recibieron algún tipo de respuesta.
A la una de la tarde la paciencia de los formados se vio interrumpida -amenizada, mejor dicho- por la llegada de unos 400 estudiantes de la Unidad 151 de la Universidad Pedagógica Nacional, que reclamaron mejores condiciones para ellos, los maestros y la propia escuela. Gritaron, brincaron, extendieron sus mantas, dieron entrevistas, tomaron fotos y al final consiguieron que los agendaran para una cita posterior. Si hacer marchas se responde así, entonces, por pocos que sean, los quejosos deberán hacerlo. Deberán cerrar calles y gritar a mitad de la avenida Lerdo para ser atendidos.
Los alumnos también señalaron que es esquema de tutela del Estado en el que transcurre su vida académica se ha agotado y que los Servicios Educativos Integrados al Estado de México (SEIEM) necesitan de una transformación profunda, porque asfixia a las UPN del Estado de México.
-No nos vamos a ir ni a levantar este plantón hasta que nos digan cuándo y dónde podemos ver a Delfina- dijeron alumnos y maestros a quienes salieron del palacio para atenderlos, que en pocas palabras exigen su autonomía, su independencia, aprobada por su Congreso Nacional Universitario (CNU) en 2020, que resolvió esa exigencia, la cual ya conocía Delfina Gómez, pues se le había entregado cuando era secretaria federal de Educación. Para estas fechas, espera la aprobación del Senado de la República.
Así, alumnos y maestros le metieron barullo al cansancio.
El gobierno estatal aclararía que las audiencias públicas serán mensuales y que las solicitudes para asistir pueden hacerse en la Oficina de la gobernadora, en Giras y Eventos de gobierno, desde correos electrónicos y plataformas oficiales, por teléfono y en ventanillas del palacio de Toluca.
“Se les va a escuchar, se va a ver qué dinámica se va a realizar, ya van a quedar de acuerdo con cada secretario, y se le va a dar seguimiento al caso. Si queremos aclarar ahorita es… escuchar, registrar el tema y darle continuidad”, dijo Delfina antes de iniciar, cerca de las 10:30 de una mañana que no prometía nada, pero que para algunos significó una puerta.
Abramos. Si no se abre, empujemos.

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