Redacción VcV
Toluca, México; 19 de septiembre de 2021.
¿Qué se puede decir del simulacro nacional para aminorar los daños que pudieran presentarse en esta zona sísmica? Para las autoridades del Estado de México, fuera de los números, nada. Fuera de cuántos presidentes municipales salieron de sus oficinas o acompañaron en recorridos a y trabajadores de bomberos, Urgencias o Protección Civil, realmente nada.
Porque las reverberaciones del último terremoto que azotó a la zona centro del país, y que pasó por Toluca rumbo a la Ciudad de México, proveniente de Acapulco, Guerrero, todavía tiene temblando a la mayoría. Ese último terremoto, registrado el 7 de septiembre de 2021, fue de 7.1 grados, tan fuerte como el de 2017. La diferencia es que el del 19 de septiembre fue trepidatorio.
Pero ese último sismo puso a prueba los nervios de cada uno de los que ya saben lo que significa estar en un sismo de incontrolable poder. Ya se sabe -porque además como una broma terrible ese sismo sucedió en la misma fecha que el de 1985- que nada se puede hacer excepto guardar la calma y seguir las indicaciones, las alertas de Skynet que llegan antes de que cualquier alarma suene y dan por lo menos uno o un minuto y medio más para salir a espacios abiertos.
Por eso, da cierta risa que se informe que casi todos los 9 mil 900 altavoces que administra el Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Calidad (C5), de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, hayan funcionado adecuadamente en la simulación, pero que, por ejemplo, hace dos semanas muchos de ellos permanecieron mudos.
En este Segundo Simulacro Nacional 2021 hasta se instaló el Comité Estatal de Emergencias, cuyos trabajos fueron encabezados por la Coordinación General de Protección Civil y Gestión Integral del Riesgo, desde donde se ejercitaron los protocolos de respuesta y atención a la población.
El 98 por ciento de los 9 mil 900 altavoces del C5 funcionaron de manera correcta. Las fallas registradas fueron principalmente por falta de energía eléctrica en los postes.
Hoy, la gran mayoría de entre los pocos que siguieron los sencillos protocolos de evacuación, esperaron que la alarma sonara y, con bolsas, perros, celulares y lentes; vestidos y peinados adecuadamente, salieron a la calle en donde se reunieron aliviados de saber que era sólo eso, una simulación. Sin embargo, los nervios estarán presentes durante todo el día y durante los días siguientes. Porque, ¿qué se puede hacer cuando la tierra tiembla con la fuerza destructiva de un sismo?