25 abril, 2024

«Valía más un caballo que el bienestar de un alumno»

«Valía más un caballo que el bienestar de un alumno»

Brenda Cano: diseño. Miguel Alvarado: texto e imagen.

Veracruz, México; 9 de febrero de 2023

Se acomoda en la silla del cuarto como lo haría un profesor ente sus alumnos en su escritorio. Este es uno de los hoteles antiguos de Veracruz y por la puerta corrediza de cristal entra el sol del mediodía, el más duro de la jornada, aunque es diciembre. Ni la penumbra de la habitación ni el aire que se cuela alcanzan para refrescar nada. Llegan botellas de agua y algunos refrescos en tanto la memoria del profesor León Mondragón Cruz se incendia como una brasa y va recordando detalles precisos que reconstruyen una historia en la que están involucrados Lucio Cabañas Barrientos y la lucha social y cívica que se vivía en México hace más de 60 años, y en la que las normales rurales fueron decisivas participantes.

Lucio Cabañas es uno de los muchos maestros que eligieron el camino de las armas para defenderse de los ataques del gobierno guerrerense. Articuló en 1967 el Partido de los Pobres, que después se estructuró como un movimiento armado, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, que luchó contra el ejército y el gobierno estatal de Rubén Figueroa, a quien Cabañas y su gente secuestró por dos meses en 1974. Ese mismo año, el 2 de diciembre, el guerrillero fue ejecutado por el ejército mexicano en un combate verificado en El Otatal, en Tecpan de Galeana. Ahí el capitán Pedro Bravo Torres terminó le dio un tiro de gracia.

Lucio y León eran estudiantes y coincidieron en un congreso nacional en el que se elegiría al presidente de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), la organización en la que aún hoy se articulan las 17 normales rurales que sobreviven en el país.

Lucio Cabañas Barrientos era secretario general de la normal de Ayotzinapa y daba sus primeros pasos en la lucha social organizada, que lo llevaría a denunciar la miseria en la que vivían las comunidades guerrerenses, oprimidas y masacradas por gobiernos, empresarios y caciques.

El profesor Mondragón estudiaba en la normal de Tenería, en Tenancingo, Estado de México. Luego se matricularía en la Normal Superior de Puebla en la especialidad de historia, así como en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana. Su destino no era el de Cabañas, pero desde las aulas y el magisterio Mondragón ha luchado por cambiar lo que ha estado a su alcance.

Originario de Tecomatlán, un pueblo de Tenancingo con tradición en el normalismo -de ahí era también su sobrino, Julio César Mondragón Fontes, el alumno mexiquense de Ayotzinapa asesinado en la Noche de Iguala, la noche del 26 de septiembre de 2014- el profesor Mondragón narra que su encuentro con Lucio Cabañas fue determinante para las aspiraciones del guerrerense, y fue el propio Lucio quien le pediría un favor que marcaría su destino guerrillero.

-Pero mi origen es la normal rural- dice el maestro Mondragón, quien recuerda que la creación de la FECSM ocurrió en 1935 y que la primera sede de esa organización estaba precisamente en Tenería, en suelo mexiquense.

En ese entonces el director de la normal era Arturo Santiago Morett y tenía desacuerdos con José Santos Valdés, director de El Mexe, la normal rural de Hidalgo. Ellos son figuras muy importantes en la historia del normalismo rural en México. En ese tiempo, eran poderosos funcionarios del sector. La confrontación entre ambos surgió cuando la sede de la FECSM fue “arrebatada a Tenería para llevarla a Hidalgo. Eso bastó para que Tenería se declarara autónoma y abandonara la organización. Y es en esas circunstancias que un joven León Mondragón llega al Comité de la normal mexiquense, en los años sesenta.

Para el Congreso en el que se encontró con Lucio Cabañas, se permitían dos asistentes por cada normal. En ese momento había 30 escuelas en el país. Tenería, pese a su escisión, enviaría una representación a la reunión, y el profesor Mondragón resultó elegido, junto con otro alumno. Esa reunión se realizaría en la normal de La Huerta, Michoacán.

-El año era 1960. Y era octubre. Yo no tenía la experiencia de un congreso y apenas tenía 19 años. Pero son los años del marxismo, de Gustavo Lombardo Toledano, un sindicalista e intelectual comunista muy importante. Son también los tiempos de la revolución cubana- recuerda el profesor Mondragón, a quien no se le olvida el programa que aquella reunión en La Huerta duraría tres días.

Sin embargo, eran dos los puntos más importantes que se abordarían. Uno era atender los asuntos más imperiosos de las normales rurales a nivel nacional y el otro era el nombramiento de un nuevo Comité Ejecutivo para la FECSM, lo cual implicaba la elección de un líder. El profesor Mondragón llevaba propuestas que la normal de Tenería había elaborado, pero no había tenido suerte para ser escuchado. En ese entonces, 16 de las 30 normales se encontraban en huelga y Tenería trataba de que se abordaran los problemas de las escuelas para encontrarles una solución.

Él se quedaba a descansar en uno de los dormitorios para estudiantes de La Huerta, y una noche se encontró con que Lucio Cabañas tocaba a su puerta. Iba él junto con unos diez normalistas.

-Vengo a platicar contigo, paisano- le dijo Lucio Cabañas al joven estudiante.

-¿De qué se trata?- quiso saber Mondragón.


-Primero que nada, te vamos a apoyar en la propuesta que traes. Somos 15 de 30 escuelas que estamos organizados- le respondió Cabañas, quien ya era un líder estudiantil reconocido en esos ámbitos, a pesar de que no sobrepasaba los 22 años.

Ese apoyo no sería gratuito. Cabañas explicó que era candidato para la secretaría general de la FECSM e iba a competir en contra de quienes tenían el poder. Así, esas 15 escuelas representaban 15 votos.

-Quiero que votes por mí- le dijo entonces Cabañas al joven Mondragón, quien de pronto se encontró en medio de una disputa estudiantil por el poder.

-Hay un problema- respondió Mondragón.

Y entonces le explicó a Cabañas que estaba ahí como “delegado fraternal”, porque Tenería era autónoma y por eso sus representantes no tenían derecho al voto.

-Ya sé, paisano- replicó Cabañas, quien ya tenía un plan para eso- en realidad se trata de que convenzas a Juana Manríquez Mandujano, que viene por Tiripetío, para que vote por mí. Y con ese voto yo tengo mayoría.

Cabañas sabía que el joven Mondragón tenía una buena relación con Juana Manríquez. Pero el de Tenería tenía también su propio plan, porque tenía una mejor amistad con Consuelo Rodríguez, representante de la normal de Teteles. Así que fue a platicar con ella y le expuso la situación. Consuelo Rodríguez le dijo que ella votaría por Lucio Cabañas. Luego, más seguro y confiado, habló con la de Tiripetío, que también votó por Cabañas en la sesión electoral.

Así, el joven León Mondragón, de la normal de Tenería, no le dio a Lucio Cabañas un voto. Le dio dos. A cambio, la voz de la normal mexiquense fue escuchada y abordados los puntos que proponía. Tenería tenía 70 hectáreas de tierra en aquel entonces, pero la ración diaria de comida para un alumno era significativamente menor que la de un caballo. Desde ahí se articulaban los análisis.

-Además de conseguir que Cabañas ganara, también logramos que el Congreso cambiara sus prioridades y pudiéramos abordar nuestros propios problemas antes que intentar analizar a la revolución cubana o discutir sobre materialismo dialéctico- recuerda el profesor Mondragón, quien remarca que el problema central radicaba desde entonces en el escaso presupuesto y la casi nula asignación de becas para las normales rurales.

Así es como Lucio Cabañas obtuvo la dirigencia de la Federación de Estudiantes Campesinos.

La participación del joven Mondragón, que sólo tenía derecho a voz en aquella reunión, consiguió que a Tenería se le dieran 400 becas, aunque éstas fueron aprovechadas por alumnos que provenían de Puebla y Tlaxcala, que fueron transferidos a una nueva normal, Xocoyucan.

Sesenta y tres años después el profesor Mondragón se acuerda de todos. Va pronunciándolos uno por uno y señala que los internados de las normales son fundamentales para la formación social de los alumnos y para la realización de proyectos. El actual gobierno federal, encabezado por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador ha señalado el interés de cancelar o cerrar los internados y dormitorios. Esta idea, sin embargo, pulverizaría los círculos de trabajo y la cancelación de algunos de los objetivos del normalismo rural.

-Las becas representan la oportunidad de comer y dormir en el internado. Y claro, la formación social que a los alumnos los provee de vínculos afectivos, laborales y de comunidad- apunta el profesor Mondragón, quien precisa que la propuesta de la Federación para que el dinero llegue de manera directa al estudiante no es mala, pero es mala en el sentido de no dejar que los alumnos se formen en comunidad.

La lucha de Lucio Cabañas desde el Partido de los Pobres, considera el profesor Mondragón, fue primero un intento de conciliación con el gobierno, pero después se transformó en un enfrentamiento abierto y violento. Considera que esa lucha es muy válida y a veces necesaria, pero también remarca que hay otra manera de ver las cosas.

A la gente se puede apoyar y ayudar donde uno esté, apunta.

-Lo comento porque hay quienes piensan que nada más desde la lucha o desde la guerrilla puede generarse el cambio. Y yo no creo eso. Los diferentes cargos que he desempeñado en el magisterio me han demostrado eso. Hubo cambios en esos lugares gracias a las gestiones y trabajo cotidiano que uno hace- relata.

Los profesores en las comunidades todavía son figuras muy respetadas que incluso resuelven conflictos agrarios y de otros tipos. Hacen gestiones, explican leyes, concilian y por supuesto encabezan la resistencia social. Algunos como Cabañas se ven obligados a organizar y encabezar movimientos armados.

-Por ejemplo, yo he fundado muchas escuelas en Veracruz, que es donde he trabajado la mayor parte de mi vida. Y fundarla no es cualquier cosa. Hay que empezar hasta por buscar presupuestos y después ver los terrenos, la construcción, las certificaciones, la asignación de plazas y la operación- afirma el maestro, pieza fundamental en el camino de Lucio Cabañas. Si Mondragón no hubiera intervenido, tal vez el destino del estudiante de Ayotzinapa habría sido otro.

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