16 abril, 2024

El Indio murió acribillado dentro de un taxi

Miguel Alvarado: texto. Brenda Cano: diseño. Imagen: VCV e Informe CoVaj

Toluca, México; 29 de agosto de 2022

Agentes de la Fiscalía General de la República ejecutaron en Metepec, Estado de México, a un sicario relacionado con el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el 22 de septiembre de 2021, en el Paseo de San Isidro, justo atrás del ayuntamiento de ese municipio, conurbado con Toluca.

El sicario asesinado era Juan Salgado Guzmán, a quien le decían el Indio o el Caderas. Estaba relacionado con los Guerreros Unidos y había sido capturado en 2016 por el caso de Ayotzinapa. Sin embargo, fue soltado después. Forma parte de una lista de la Comisión para la Verdad que integra a 26 fallecidos relacionados con ese caso, aunque un recuento periodístico contabiliza cerca de 400.

“Tras un largo proceso de investigación, la CoVAJ proporcionó a la FGR información sobre la ubicación y movimientos de Juan Salgado Guzmán […] en el municipio de Metepec […]. El 22 de septiembre de 2021m a las 13:33 horas, inició un fallido operativo para su captura que derivó en un enfrentamiento en el que se registraron diversas irregularidades, falta de planeación, personal no acreditado y un uso de desmedido de fuerza donde, una vez sometido, Salgado Guzmán fue ejecutado”, señala el Informe de la Presidencia de la Comisión para Verdad y Acceso a la Justicia de Ayotzinapa.

A las 13:33 un taxi se hallaba rodeado por tiradores. Adentro, en la parte de atrás, el Indio se debatía en el pequeño espacio en el que estaba encapsulado. Escenas grabadas por testigos muestran el Aveo con placas A-359-JBT. Entonces abrieron fuego.

El cuerpo del hombre se desplomó en el asiento trasero y cuando los tiradores pudieron acercarse se oyeron disparos. Después, solamente comprobaron que estaba muerto. Agentes vestidos con trajes blancos que les cubrían todo el cuerpo deslizaron el cuerpo del narco hacia afuera. Lo tomaron de los pies y tuvieron cuidado de que no perdiera los zapatos. Primero pusieron una sábana blanca para colocar el cuerpo, sobre la calle. El ejecutado vestía pantalón azul de mezclilla y una playera gris con el número 67 impreso en el frente. Entonces, policías y forenses se acercaron para tomarle fotos.

De acuerdo con el Informe, leído por Alejandro Encinas, presidente de la Comisión eran 13 los elementos asignados al operativo, pero apenas cinco de ellos contaban con armas de cargo y ocho no tenían registro de armamento oficial. “Se tenían asignados cinco vehículos de los cuales sólo uno fue utilizado al momento de la detención”.

El propio taxista testificó que los agentes no le advirtieron nada al narcotraficante, pero también se constató que el Indio pudo disparar en siete ocasiones. Sin embargo, dejó de hacerlo cuando una bala lo hirió. Esto quiere decir que la situación se encontraba ya bajo control, porque el arma del delincuente no tenía más balas.

“Un tercer elemento de la policía ministerial dio la orden de ‘tirar’ […]. El resultado de la autopsia señala que el occiso presentó 23 lesiones provocadas por arma de fuego”, se lee en el folio 15 del informe de Encinas, el cual precisa además que el Indio quiso salir del auto. No escaparía porque ya estaba herido y aún así lo acribillaron. Ningún agente participante ha declarado hasta la fecha con respecto a este asesinato. La autopsia practicada al narco determinó que la causa de su muerte fue una hemorragia aguda por laceración de arteria carótida derecha.

Los agentes que mataron a Salgado impactaron proyectiles, además, 17 veces en el taxi.

El Indio era brazo derecho del capo Sidronio Casarrubias, uno de los jefes de los Guerreros Unidos en Iguala, Guerrero y ya había sido capturado en Tonatico, una población al sur del Estado de México, el 20 de junio de 2016 acusado precisamente de estar involucrado en lo de Ayotzinapa. Esa captura fue realizada por policías de la Comisión Estatal de Seguridad de la extinta Procuraduría federal.

Se cree que El Indio es también familiar de los Casarrubias, y estaba encargado de informar a los capos acerca de la presencia de sicarios de los Rojos, el cártel rival de aquella región, y que iban presuntamente infiltrados en los camiones en los que viajaban los normalistas. El Indio era el encargado de supervisar las operaciones de los Guerreros Unidos, y cuando se desató una cacería de detenciones en Guerrero, después de la llamada Noche de Iguala, El Indio huyó a Tonatico, un municipio que formaba parte de un corredor de trasiego y tránsito que los Guerreros Unidos habían abierto por el sur del Estado de México, y que los conectaba con Metepec, Toluca y la Ciudad de México.

“Juan Salgado le dijo a Nicolás Nájera que ahí es donde se estaban organizando los contras con los estudiantes y que fuera a partirles su madre”, detalló Juan en su testimonio, quien además dijo que El Indio había relatado que, en una reunión de narcos, se había dicho que a los estudiantes los habían disuelto en ácido, y que a otros los habían cremado en una funeraria de Iguala, la cual tiene la denominación social de El Ángel, y es propiedad de la familia Mazón, de arraigo político en aquella ciudad. En ese entonces, a Juan Salgado lo buscaban también autoridades de Estados Unidos y la PGR había ofrecido por su captura una recompensa de hasta tres millones de pesos.

El 26 de junio de 2016 se le dictó auto de formal prisión. Al Indio se le achacaba haber dado algunas de las órdenes de ataque contra los normalistas, de acuerdo con declaraciones del propio Sidronio Casarrubias y de Gildardo López Astudillo, el Gil, este último convertido en uno de los testigos estrella de la Fiscalía de la Cuarta Transformación, y quien ha desgranado un relato en el que la noche del 26 de septiembre de 2014 habrían muerto en Iguala hasta 90 personas.

De acuerdo con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no habrá impunidad para nadie, y precisó que el pre-informe presentado en días pasados por Encinas, que encabeza la Comisión para la Verdad de Ayotzinapa, investiga dos momentos: el primero, lo que pasó cuando detuvieron a los normalistas en Iguala y todos los hechos derivados de eso. Y el segundo, el encubrimiento de las autoridades de todos los niveles y la elaboración de la defenestrada “verdad histórica”.

Sin embargo, la tragedia de Iguala para Ayotzinapa no comenzó el 26 de septiembre de 2014. Una serie de sucesos anteriores fue preparando un escenario idóneo para que los 43 estudiantes pudieran ser levantados y asesinados, junto con otros 4 normalistas de quienes se constató su muerte casi de inmediato. En esta etapa no investigada o por lo menos no dada a conocer al público, una gran parte de la comunidad de Ayotzinapa señala la presencia de alumnos infiltrados como David Flores Maldonado, secretario general de la normal en aquel entonces, y Manuel Vázquez Arellano, hoy diputado federal plurinominal por Morena. Esa historia ha sido desestimada y silenciada por la Comisión para la Verdad y otras autoridades participantes.

La familia Mondragón Fontes reclama una investigación a fondo contra ellos, pues su familiar, el joven Julio César Modragón, fue desollado en vida en Iguala. Él, de acuerdo con el informe de Encinas, había salido de la escuela ya señalado por alguien, que lo entregó a los Guerreros Unidos.

El Informe puede consultarse en el link de abajo.

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Redacción VCV

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