19 abril, 2024

El camino de los aspirantes por la tierra de las muertas

El camino de los aspirantes por la tierra de las muertas

Miguel Alvarado

Toluca, México; 6 de octubre de 2021

El informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dice que entre enero y julio de este año, en el Estado de México han asesinado a 77 mujeres. 77 feminicidios, pues. Tendría que bastar uno solo para que toda la atención se centrara en eso. Pero no es así, nunca ha sido y nunca sucederá tal cosa. El feminicidio es tan antiguo como el ser humano y nunca ha tenido importancia, relevancia, como no la tienen los grupos vulnerables en México y en el mundo. Es más, el feminicidio ni siquiera tenía un nombre. Hasta ahora, más por presiones sociales, por hacer “lo políticamente correcto” o por cumplir incluso con tiempos electorales, es que el gobierno y sus tres poderes lanzan miradas todavía muy despectivas al asesinato de mujeres por cuestiones de género en México. En esas miradas están incluidas las de mujeres políticas.

Eso, por un lado.

Por otro, digamos que los 77 casos registrados no corresponden a la realidad del Estado de México, al menos a la realidad retratada desde el periodismo y hasta la investigación académica, Tampoco debe pasarse por alto que esos 77 casos pertenecen al 4 por ciento de los crímenes de este tipo que se denuncian, en promedio, una cifra que se refleja además en todas las estadísticas relacionadas con actos criminales.

Las notas periodísticas, que casi siempre recopilan en una brevísima información los hechos, este último año han publicado por lo menos el asesinato diario de una mujer, o la desaparición de una mujer. El 4 de agosto de 2021, esta plataforma electrónica publicó en un solo día las fichas de 11 mujeres desaparecidas en el Estado de México. De ellas, por lo menos tres aparecieron muertas. El conteo del Secretariado, si bien parte de la confirmación judicial de los hechos, apenas significa una parte muy, muy pequeña de la letalidad que se presenta en el Estado de México y en el resto del país. Toluca, Huixquilucan, Tlalnepantla, Naucalpan, Ecatepec y otros municipios, todos de perfil urbano, de alta industrialización -lo que significa que la principal fuente de empleos se encuentra en las fábricas, no que esas ciudades hayan dejado su realidad perenne arraigada de pobreza, desigualdad y por supuesto violencia- encabezan los primeros lugares en casos de feminicidio, agresiones y abusos en contra de mujeres.

Así, ahora se pasean por la entidad los fantasmas -todavía- de los nuevos aspirantes a la gubernatura. Por un lado, el morenista, pero ex perredista y ex aliado del PRI, el senador Higino Martínez, se da sus vueltas por municipios afines a su Grupo de Acción Política, acude a medios como La Jornada, que ha asumido la voz de la Cuarta Transformación a cambio de pagos por 440 millones de pesos con el gobierno federal, y se hace crítico feroz del cinismo priista, panista, perredista y aliados. Sin embargo, la historia de Higinio transita por campos minados que estallarán cuando los tiempos electorales se acerquen. La tierra feminicida no le ha merecido al senador alguna declaración contundente o al menos la exposición de algún tipo de plan para combatir este fenómeno letal. Es que no son tiempos, dirá, pero mientras no sean los tiempos, oficialmente hay 77 mujeres que deberán esperar, muertas, a que se cumplan los tiempos, evidentemente electorales.

Higinio camina por su lado, pero muy junto a la maestra Delfina Gómez, actual secretaria de Educación federal, y quien ya participó de un proceso electoral, perdiendo con Alfredo del Mazo en 2017. A ella, cada vez que se le puntualiza algo, se le defiende desde la artimaña de la descalificación por racismo, porque ella proviene de orígenes muy humildes, como provenimos el 90 por ciento de los mexiquenses. Ella es la candidata del presidente López Obrador, sin embargo, como delegada especial del gobierno federal, dejó de voltear a ver a quienes necesitaban de su ayuda, de su influencia y de su poder político. No recibió a nadie que no le significara algo, una ganancia en términos de política dura, y por eso la mayoría de los familiares de desaparecidas y asesinadas se quedaron con un palmo de narices cuando la buscaron. El otro caminante de la Cuarta T es Horacio Duarte, administrador general de Aduanas. De él, se hablará más adelante.


Por el lado priista, que ha construido la actual realidad social del Estado de México, está Ana Lilia Herrera, a quien su cercanía tan estrecha con el ex gobernador Arturo Montiel hizo posible que accediera al poder público.

Ella, por ahora, es quien tiene mayores posibilidades de competir por la gubernatura. Su historia es como la de la mayoría de las políticas del PRI, y los feminicidios no han afectado en nada su línea de acción. Ella es parte tangencial del Grupo Atlacomulco, que esta semana ha sido cimbrado cuando algunos de ellos fueron incluidos en la investigación de los Pandora Papers, como parte de los mexicanos superricos que esconden su fortuna en paraísos fiscales, y que usan empresas radicadas en esos lugares para mover su fortuna, adquirir propiedades y otras operaciones. Dos de ellos destacan por la línea de sangre que tienen con Alfredo del Mazo. Su esposa, Fernanda Castillo Cuevas, y Arturo Montiel Yáñez, hijo de Arturo Montiel, el denostado ex mandatario mexiquense. Todos ellos, al mismo tiempo, son primos-hermanos de Enrique Peña Nieto. Alfredo del Mazo ya había sido desnudado cuando se descubrieron depósitos a cuentas de Andorra, en Europa, 1.5 millones de euros. Del Mazo, ahora, es uno de los precandidatos del PRI para la presidencia de México, y tiene para alcanzar ese cargo los mismos méritos que Peña, que Calderón, que Fox y que cualquier otro. La tierra feminicida del Edoméx ha sido pródiga con esta familia y con estos personajes.

Que el Estado de México sea considerada por las estadísticas del Secretariado como la entidad que encabeza este crimen, refleja la calidad de políticos que medran de presupuestos públicos y del poder que confieren los cargos. No es fácil exhibirlos porque tampoco es fácil que a los ciudadanos les interese recordar la historia reciente.

Edoméx, la entidad más feminicida de México

Nuestra entidad es primer lugar nacional en feminicidios. Esto, de acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que no hace sino confirmar, apenas pálidamente, la realidad letal del territorio mexiquense.

En el primer semestre de 2021, 77 mujeres fueron asesinadas

15 municipios mexiquense aparecen entre los primeros 100 con mayor incidencia feminicida.

Ecatepec es onceavo lugar nacional.

Chicoloapan y Tultitlán ocupan los lugares 17 y 18.

Toluca, capital del Edoméx, registra 4 feminicidios.

Edoméx, primer lugar en lesiones dolosas vs. mujeres con 9 mil 128 denuncias.

En la entidad se registraron mil 934 casos de lesiones culposas vs. mujeres.

Se perpetraron además 17 secuestros.

Es segundo lugar nacional en trata de personas con 70 casos.

Es quinto nacional en homicidios dolosos con 126.

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